Como es bien sabido, desde la década pasada y con la imposición de los gobiernos neoliberales en México, el costo de los precios de los productos básicos han subido a gran escala, y el caso de la energía eléctrica no es la excepción; hace unos días y en una ponencia del Diputado Federal José Antonio Almazán, en el Círculo de estudios Iztapalapa, nos indicaba que el costo de la energía para los usuarios domésticos, se ha incrementado hasta en 700%, no así los salarios cuyo incremento solamente fue de menos del 50%. Por otra parte el costo de la energía eléctrica para las grandes empresas ha recibido grandes estímulos de parte del gobierno Foxista y Calderonista.
Ahora bien, surge la pregunta: ¿Quién propone los costos de la Energía eléctrica? Y para sorpresa de muchos, no es la Compañía de Luz y Fuerza, ni la Comisión Federal de Electricidad, sino que la Secretaría de Hacienda es la dependencia federal encargada de hacerlo.
Aparte del incremento en el costo de la energía eléctrica preestablecido por el gobierno federal, desde hace varios años, algunos recibos de pago de la energía eléctrica han estado llegando a los usuarios con cifras bastante altas que están fuera de los límites tanto de su capacidad de pago inmediato, o de pagos diferidos; sino, ¿cómo explicarse que a una familia de clase baja, que solamente cuenta con un refrigerador, una televisión, un radio, una plancha, 3 focos y una licuadora, le lleguen recibos por 15,000 o 20,000 en un bimestre? Esta situación ha propiciado toda una cadena de corrupción:
A nivel micro el problema comienza cuando alguien de la compañía, ya sea quien lee los medidores o el encargado de facturar, genera (¿erróneamente o en contubernio ?) un recibo con un costo muy alto; al llegar el recibo de pago al usuario, éste opta por no pagarlo pues está fuera de su presupuesto, al no hacerlo le cortan el suministro, ante esta situación recurre a conectar o a que le conecten el famoso “diablito” y a partir de allí dejan de facturarle y el deja de pagar, si acaso otorga una “mordida” periódica al trabajador que hace las lecturas del medidor o al que reparte los recibos. Si el usuario opta por investigar el porqué del alto costo, acude a la compañía y allí de entrada le dicen que tiene que pagar el recibo o negociar la forma de pago, pero que si quiere pagar menos, tiene que entregar “bajo del agua” una cantidad de dinero al empleado de la compañía para que este solvente la situación.
Ante esta situación, el Gobierno Legítimo estableció las Casas del Movimiento, donde orientan al usuario, para que conozca más del tema y los argumentos que tiene que esgrimir ante la compañía. Pienso que ante la situación real de los altos costos de energía eléctrica el movimiento debe ir más allá de la simple capacitación, tal vez sea necesario formar un frente común a nivel nacional contra este abuso, ya que es un problema que poco a poco se está generalizando y cada vez afecta más la economía de muchas familias mexicanas.
Ahora bien, surge la pregunta: ¿Quién propone los costos de la Energía eléctrica? Y para sorpresa de muchos, no es la Compañía de Luz y Fuerza, ni la Comisión Federal de Electricidad, sino que la Secretaría de Hacienda es la dependencia federal encargada de hacerlo.
Aparte del incremento en el costo de la energía eléctrica preestablecido por el gobierno federal, desde hace varios años, algunos recibos de pago de la energía eléctrica han estado llegando a los usuarios con cifras bastante altas que están fuera de los límites tanto de su capacidad de pago inmediato, o de pagos diferidos; sino, ¿cómo explicarse que a una familia de clase baja, que solamente cuenta con un refrigerador, una televisión, un radio, una plancha, 3 focos y una licuadora, le lleguen recibos por 15,000 o 20,000 en un bimestre? Esta situación ha propiciado toda una cadena de corrupción:
A nivel micro el problema comienza cuando alguien de la compañía, ya sea quien lee los medidores o el encargado de facturar, genera (¿erróneamente o en contubernio ?) un recibo con un costo muy alto; al llegar el recibo de pago al usuario, éste opta por no pagarlo pues está fuera de su presupuesto, al no hacerlo le cortan el suministro, ante esta situación recurre a conectar o a que le conecten el famoso “diablito” y a partir de allí dejan de facturarle y el deja de pagar, si acaso otorga una “mordida” periódica al trabajador que hace las lecturas del medidor o al que reparte los recibos. Si el usuario opta por investigar el porqué del alto costo, acude a la compañía y allí de entrada le dicen que tiene que pagar el recibo o negociar la forma de pago, pero que si quiere pagar menos, tiene que entregar “bajo del agua” una cantidad de dinero al empleado de la compañía para que este solvente la situación.
Ante esta situación, el Gobierno Legítimo estableció las Casas del Movimiento, donde orientan al usuario, para que conozca más del tema y los argumentos que tiene que esgrimir ante la compañía. Pienso que ante la situación real de los altos costos de energía eléctrica el movimiento debe ir más allá de la simple capacitación, tal vez sea necesario formar un frente común a nivel nacional contra este abuso, ya que es un problema que poco a poco se está generalizando y cada vez afecta más la economía de muchas familias mexicanas.
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